jueves, 28 de octubre de 2010

Cosas que decir III

Hoy subí una vez más al bus y volví a sentir otra vez más la misma sensación, la sensación de tristeza y miedo, como aquel día en que subimos al bus para ir al sur de Lima para vigilar las elecciones electorales del Perú.
Se desplegó una gran comitiva, se detenía el trafico para que pasen los buses en los que íbamos, armados y con un cierto orgullo por ser la llamada de atención, para un adolescente de 18 años eso era algo que no olvidas.
Las miradas se posaban en nosotros, la gente se preguntaba ¿qué pasaba?, como cuando salían los contingentes de soldados hacia el norte, en el conflicto que tuvimos con Ecuador el 95.
Fue un viaje que aunque no se cubría larga distancia se me hizo muy largo, era militar, no tenía experiencia, no tenía ni una vida propia, mi vida le pertenecía a las Fuerzas Armadas, me sentía extraño en mi propia vida. Llegamos en una mañana muy calurosa, el pueblo era increíble se veía que la gente era muy amable, pocas semanas antes habíamos recibido noticias sobre la posibilidad de encontrarnos con remanentes subversivos en los lugares donde estaban que nos desplegaban.
Vi que nos íbamos a quedar en un coliseo, la verdad es que siempre se piensas en las posibilidades de recibir un ataque, eramos blanco fácil, eramos carne de cañón. 
De los días que pase allí solo me queda un mal sabor, las cañas de azúcar moviéndose peinadas por el viento, el arma fría, la voz de alarma y los gritos, las luces yendo y viniendo, el susto, la muerte. Cuando eres militar sabes que ocurrirán muchas cosas, la verdad es que muchas veces pasas cosas y recién te enteras luego, cuando todo termina, quizá no al instante pero luego de unas horas seguro que empiezas a saber a ciencia cierta quién eres tu y donde estas, pero no qué paso.
Hay momentos en la vida en las que tratas de saber que paso tras la sombra, como cuando bebes, ¿ cómo y donde están esos momentos de mi vida, donde esta esa inteligencia de la que tanto nos ufanamos los seres humanos?
Hoy es el mañana de aquel pasado, hoy guardo en mi los ojos de ese muchacho alto y tranquilo que fui aquel año del 2000, no recuerdo bien la fecha en realidad, no sé si es el alcohol o la mezcla de vivencias las que confunden mi cabeza, haciendo que muchos recuerdos se escondan en lo más oscuro de mi cerebro,no lo sé.
Aún hoy en día, cuando veo lo que se hacen unos a otros en diversos lugares del mundo, me duele, es algo desesperante, agobiante, ver ese odio que se profesan unos y otros y la marea de odio, sentir como es que te envuelve, por más que trates de ser indiferente a ello, te envuelve y hay momentos en los que te preguntas que pasa, por qué tanta miseria, por qué no puedo decir que a veces no digo que hay gente que merezca una y otra cosa, tanta energía gastada en odio y poco amor. Nos cuesta tanto amar y perdonar, lo dejamos de lado por no pasar por débiles, por hacer que los demás sientan en nosotros gente con la cual no meterse, el amor se asocia así con la debilidad y con la religión, si es que soy anti-católico y escucho a alguien que quiere difundir amor alguna palabra que este apoyada en la biblia o algún buen cristiano, pues no lo escucho, lo considero farsa. No nos damos cuenta que podemos descalificar, si así lo queremos, alguna institución o persona, pero no por eso debemos de censurar las buenas ideas que salieron de esas  instituciones o personas, no eres dogmático, no eres religioso, no eres un borrego, pero eso no significa que puedas tomar la buena filosofía y difundirla, porque podemos apoyarnos en ideas, en frases que inspiren unión, igualdad, amor y solidaridad.
I think life is love, you should open your heart, la vida es amor y cada quién es parte de ese todo, todos estamos unidos, ayudemos a levantar las banderas del amor de nuevo, no necesitas nada más que tu voz interior, que tu fuerza espiritual para mover una estrella, para expandir la luz, para inspirar paz y solidaridad, meditemos, meditemos en ello y que las armas se conviertan en flores, que los tanques se conviertan en montañas y que podamos ver en el cielo otra vez aquellas estrellas que se perdieron con el tiempo, que no se esconda más esa parte lucida que tenemos en nosotros.

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