martes, 14 de junio de 2011

Palabras.

Hace ya unos meses que cree este blog con la finalidad de escribir las cosas que sentía o pensaba pero al cuerno, quiero escribir sobre lo que se me venga a la cabeza, quizá sin sentirlo mucho o sin pensarlo mucho, a ver que es lo que sale. Escuchando ahora a los Sex Pistols, recuerdo mucho aquellas épocas de mi juventud en la que viví mi sana juventud rebelde, a suerte mía y era sana que no tengo conciencia para lo malo jejeje
Aquellas épocas en las que conocí a los amigos de mi hermano Diego, a esa gente loca, empezando por el Chino Willy, era un tío exageradamente silencioso, una cámara acorazada que le encantaba hundirse en piscinas de alcohol, como a la demás gente que iba conociendo.
     Hacía mucho que no tenía nada que ver con la gente de mi barrio, pasaba de ellos olímpicamente, no me interesaba conversar con ellos, siempre era el mismo tema, así que me conformaba con leer libros y analizarlos e intentar crear poesía, cosa que no era fácil y que aún me resulta dificil e imposible.
    Conocí a mi colega el chato pigüy, qué en paz descanse, y el cual me detuvo cerca de mi casa luego de saludarlo y en su borrachera me mando una discurso sobre lo bueno pero complicado que era el orejon de mi hermano Diego, qué cabrón el chato, loco de remate, paseaba su alma por las calles de Santa Rosa entre las sobras bajo la espesa noche que cubre cada noche a Santa Rosa. Él era junto a Phill, uno de los miembros fundadores de lo que con el tiempo pasaría a llamarse "Filósofos del Trago"  gente que loqueaba en una vieja banca, con bebida, humor, discusiones y peleas que nunca faltaban.
   Yo no llegué a conocer a todos los integrantes ya que era aún un niño y el orejón era el ultimo miembro de aquel grupo pero conocí a los que quedaron rezagados y así empezó la larga historiaaaa.

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